Por Mauro Burraco (**)
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El domingo pudimos leer en el diario “El Tiempo” de Azul, a un contador de fábulas que nos relataba la historia de “la República perdida”. El narrador no era otro que el Secretario de hacienda Municipal Omar Norte.
Es un error bastante común confundir los conceptos y “estirarlos” para que digan lo que se pretenden decir.
El discurso opositor comete frecuentes equívocos al referirse a las “instituciones” y la “República”, de los cuales parece desconocer su significado conceptual.
Por ello, es importante aclarar - al menos someramente - que las instituciones son una construcción humana que trasciende a su creador, que pueden adaptarse a los cambios para intentar evitar el inexorable fin de su ciclo vital. Un ejemplo concreto son las normas y las leyes.
Parece obvio, pero el funcionario que intenta formar opinión, cree que las instituciones son rígidas, inmutables y eternas. Nada más lejos de la verdad.
La República es una forma de gobierno que contempla la división de un poder superior en tres. Básicamente es la división de poderes que nos enseñaron en la escuela: ejecutivo (que gobierna), legislativo (que crea las leyes) y judicial (que administra la justicia).
Podemos decir que “respetar las instituciones”, dentro de la forma de gobierno republicana, es cumplir con las normas y las leyes. Por lo tanto, si Norte dice que se violan las instituciones y que se pierde la república por enviar una ley al parlamento, podemos decir que está induciendo al error a quienes lo leen.
Si el espíritu de la norma que fijaba la fecha electoral buscaba evitar las “campañas maratónicas”, adelantar las fechas (Binner, Macri, etc.) va en contra de dicho espíritu. Por lo tanto corresponde al Ejecutivo enviar al Legislativo una nueva ley para reunificar el cuerpo con espíritu de la ley.
Es importante traer a colación la idea de “doble estándar”. Parece que la oposición mide con una “vara” sus propios actos y para acciones similares tomadas por el gobierno altera el estándar de medición y “la vara” mide totalmente diferente.
Esto lo pudimos ver en el dispar tratamiento que hubo con el “adelantamiento” que hizo Macri y la posterior “unificación” que el Ejecutivo propuso y que el Legislativo ratificó. De hecho, para la oposición, las decisiones centrales que toma el gobierno - ejerciendo las funciones que le son propias - están todas “mal”.
Es importante repasar algunas de las críticas al “modelo” que hace el contador de fábulas Norte para clarificar cuál es el nivel de análisis y el nulo contacto con la realidad que éste presenta.
El contador sostiene que “nos enfrentamos” con Brasil, Uruguay o Chile y ve que “nos amigamos e hicimos negocios con Cuba y Venezuela” pero veamos que pasa en “la realidad” fuera de la fábula.
El día sábado – seguramente el mismo en que se escribía la fábula “la República perdida” – Cristina compartió la mesa de los países “progresistas” con la presidenta Bachelet de Chile, Lula de Brasil, Rodríguez Zapatero de España, el primer ministro de Gran Bretaña Gordon Brown y el vicepresidente Biden de EE.UU.
En esta realidad, que se complota contra la fábula del contador, la presidenta participará en la Cumbre de los países Árabes con la UNASUR en Qatar. Luego volará a la Cumbre del G-20 en donde se reunirá con Barak Obama y se reunirá con líderes de los países más poderosos del mundo. ¿Qué se discutirá en Londres?, la reconfiguración del sistema financiero internacional. Algunos dicen que será un nuevo Bretton Woods otros no somos tan auspiciosos, pero la Argentina ha sido invitada a formar parte de esta discusión mundial.
A falta de una reunión con el presidente de los EEUU, pocos días después, Cristina Fernández y Barak Obama se volverán a ver las caras en la Reunión de las Américas de Trinidad y Tobago. En fin, ¿estamos “enfrentados” con estos países?, aunque Norte se esmere para que lo parezca, es evidente que no.
Sobre la supuesta “concentración tributaria” y el “enfrentamiento con el campo” del gobierno nacional, el secretario de hacienda, tendría que explicarnos como interpretamos que - de ser ciertos - acepte el dinero proveniente de esa “concentración” originado en el “enfrentamiento”.
La verdad es que los casi dos millones de pesos originados de los derechos de exportación de la soja son coparticipados por el gobierno a todos y sin arbitrariedad. Esta contradicción de criticar y abrir el bolsillo no se vio reflejada en la fábula y será difícil explicarla sin recurrir al “doble estándar”.
Finalizando, queda claro que para analizar la sociedad no es válido usar el “doble estándar”. Lo que se dice en “la fábula de la República perdida” pretende ser un análisis sociológico de los gobiernos iniciados desde 2003, pero en definitiva los hechos descritos no resisten la contrastación con la realidad.
¿De que sirve construir un relato para intentar dejar una moraleja, si la realidad que pretende describir ni siquiera es minimamente reflejada?. ¿Por qué el contador incurre constantemente en el doble estándar deformando a su antojo hechos y realidades?.
Parece que encuentra en la fabulación y el estiramiento conceptual la única forma de atacar al gobierno, y esto lleva a que toda crítica constructiva desaparezca es la bruma de la falsedad. Las denuncias infinitas de la Doctora Carrió son la muestra más cabal..
Esperemos que, por el bien de la salud de la República y las instituciones, la oposición se aleje del “doble estándar”, del falseamiento de la realidad y se ocupe de construir un discurso basado en la comprensión precisa de los complejos procesos sociales para poder generar crítica constructiva en vez de un constante discurso vacío de contenido que solo busca la desestabilización y la confusión del conjunto social.
Es un error bastante común confundir los conceptos y “estirarlos” para que digan lo que se pretenden decir.
El discurso opositor comete frecuentes equívocos al referirse a las “instituciones” y la “República”, de los cuales parece desconocer su significado conceptual.
Por ello, es importante aclarar - al menos someramente - que las instituciones son una construcción humana que trasciende a su creador, que pueden adaptarse a los cambios para intentar evitar el inexorable fin de su ciclo vital. Un ejemplo concreto son las normas y las leyes.
Parece obvio, pero el funcionario que intenta formar opinión, cree que las instituciones son rígidas, inmutables y eternas. Nada más lejos de la verdad.
La República es una forma de gobierno que contempla la división de un poder superior en tres. Básicamente es la división de poderes que nos enseñaron en la escuela: ejecutivo (que gobierna), legislativo (que crea las leyes) y judicial (que administra la justicia).
Podemos decir que “respetar las instituciones”, dentro de la forma de gobierno republicana, es cumplir con las normas y las leyes. Por lo tanto, si Norte dice que se violan las instituciones y que se pierde la república por enviar una ley al parlamento, podemos decir que está induciendo al error a quienes lo leen.
Si el espíritu de la norma que fijaba la fecha electoral buscaba evitar las “campañas maratónicas”, adelantar las fechas (Binner, Macri, etc.) va en contra de dicho espíritu. Por lo tanto corresponde al Ejecutivo enviar al Legislativo una nueva ley para reunificar el cuerpo con espíritu de la ley.
Es importante traer a colación la idea de “doble estándar”. Parece que la oposición mide con una “vara” sus propios actos y para acciones similares tomadas por el gobierno altera el estándar de medición y “la vara” mide totalmente diferente.
Esto lo pudimos ver en el dispar tratamiento que hubo con el “adelantamiento” que hizo Macri y la posterior “unificación” que el Ejecutivo propuso y que el Legislativo ratificó. De hecho, para la oposición, las decisiones centrales que toma el gobierno - ejerciendo las funciones que le son propias - están todas “mal”.
Es importante repasar algunas de las críticas al “modelo” que hace el contador de fábulas Norte para clarificar cuál es el nivel de análisis y el nulo contacto con la realidad que éste presenta.
El contador sostiene que “nos enfrentamos” con Brasil, Uruguay o Chile y ve que “nos amigamos e hicimos negocios con Cuba y Venezuela” pero veamos que pasa en “la realidad” fuera de la fábula.
El día sábado – seguramente el mismo en que se escribía la fábula “la República perdida” – Cristina compartió la mesa de los países “progresistas” con la presidenta Bachelet de Chile, Lula de Brasil, Rodríguez Zapatero de España, el primer ministro de Gran Bretaña Gordon Brown y el vicepresidente Biden de EE.UU.
En esta realidad, que se complota contra la fábula del contador, la presidenta participará en la Cumbre de los países Árabes con la UNASUR en Qatar. Luego volará a la Cumbre del G-20 en donde se reunirá con Barak Obama y se reunirá con líderes de los países más poderosos del mundo. ¿Qué se discutirá en Londres?, la reconfiguración del sistema financiero internacional. Algunos dicen que será un nuevo Bretton Woods otros no somos tan auspiciosos, pero la Argentina ha sido invitada a formar parte de esta discusión mundial.
A falta de una reunión con el presidente de los EEUU, pocos días después, Cristina Fernández y Barak Obama se volverán a ver las caras en la Reunión de las Américas de Trinidad y Tobago. En fin, ¿estamos “enfrentados” con estos países?, aunque Norte se esmere para que lo parezca, es evidente que no.
Sobre la supuesta “concentración tributaria” y el “enfrentamiento con el campo” del gobierno nacional, el secretario de hacienda, tendría que explicarnos como interpretamos que - de ser ciertos - acepte el dinero proveniente de esa “concentración” originado en el “enfrentamiento”.
La verdad es que los casi dos millones de pesos originados de los derechos de exportación de la soja son coparticipados por el gobierno a todos y sin arbitrariedad. Esta contradicción de criticar y abrir el bolsillo no se vio reflejada en la fábula y será difícil explicarla sin recurrir al “doble estándar”.
Finalizando, queda claro que para analizar la sociedad no es válido usar el “doble estándar”. Lo que se dice en “la fábula de la República perdida” pretende ser un análisis sociológico de los gobiernos iniciados desde 2003, pero en definitiva los hechos descritos no resisten la contrastación con la realidad.
¿De que sirve construir un relato para intentar dejar una moraleja, si la realidad que pretende describir ni siquiera es minimamente reflejada?. ¿Por qué el contador incurre constantemente en el doble estándar deformando a su antojo hechos y realidades?.
Parece que encuentra en la fabulación y el estiramiento conceptual la única forma de atacar al gobierno, y esto lleva a que toda crítica constructiva desaparezca es la bruma de la falsedad. Las denuncias infinitas de la Doctora Carrió son la muestra más cabal..
Esperemos que, por el bien de la salud de la República y las instituciones, la oposición se aleje del “doble estándar”, del falseamiento de la realidad y se ocupe de construir un discurso basado en la comprensión precisa de los complejos procesos sociales para poder generar crítica constructiva en vez de un constante discurso vacío de contenido que solo busca la desestabilización y la confusión del conjunto social.
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(*) Publicada en diario "El Tiempo" del 1 de Abril de 2009.
(**) Mauro Burraco es Licenciado en Ciencia Política de la UBA, autor de diferentes artículos de análisis político, integrante de “Carta Abierta de Azul” y administrador del Blog Político “Jóvenes Cacharienses”.
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