23 de abril de 2009

Duclós aplica el manual del “ajustazo”

Por Mauro Burraco (*)
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El ajuste anunciado por el intendente a la economía municipal, con el eufemismo de “programa de racionalización del gasto”, es una clásica medida neoliberal.
En un contexto de crisis financiera mundial sin precedentes, la presidenta Cristina Fernández ha tomado medidas para “mantener caliente” la actividad económica. Así el estado nacional, está haciendo lo necesario para sostener el “círculo virtuoso” de la producción y el trabajo.
De hecho, la recaudación, el empleo, las exportaciones y los superávit gemelos no han disminuido. Por el contrario han experimentado aumentos significativos, aún durante este período de crisis externa.
Las políticas del gobierno se ejecutan con la convicción que, frenar o restringir el impulso del estado haría detener la rueda económica y generaría una vuelta a los peores años de la crisis Argentina del 2001.
Por el contrario, el Intendente Duclós anunció que realizará ajustes en el presupuesto municipal para reducir gastos. La consecuencia directa de esta medida será quitar poder de compra a los trabajadores, recortando horas extras, ascensos y bonificaciones.
La realidad ha demostrado que la crisis no se supera achicando sueldos, jubilaciones y gastos, sino que – por el contrario – se debe aumentar el dinero en el bolsillo de los trabajadores.
Ante la posibilidad cierta que se restrinjan las ventas del comercio local por la “sensación” de crisis, el gobierno municipal no puede darse el lujo de eliminar dinero del circuito económico local.
Está claro que los sueldos del municipio no garantizan – por lo bajos que son – la capacidad de ahorro a los empleados municipales; pero si le asegurará al estado municipal la posibilidad de continuar percibiendo los ingresos provenientes del comercio y las tasas.
Es conveniente, asimismo, que no se sub-ejecuten partidas destinadas a las obras públicas, los planes de viviendas y asfalto. Es fundamental mantener la actividad y generar bienestar a la comunidad, no solo en Azul sino también en Cacharí y Chillar.
La actividad privada es otro cantar. El accionar de las empresas no debe dejarse librado sólo al designio del mercado. Ya hay ejemplos concretos del egoísmo empresario puesto de manifiesto al desprenderse de las obligaciones, apenas aparece algún número en rojo.
Los problemas económicos no pueden pagarlo los trabajadores, porque detrás de un empleado existe una familia, que de quedarse en la calle deberá ser atendida por el municipio.
El señor Intendente debe comprender que la estrategia no tiene que ser enfriar y ajustar. Eso ya fracasó en el pasado.
La primera medida que tomó De la Rua, cuando asumió en 1999, fue recortar un 13% el sueldo a los estatales y reducir en igual medida las jubilaciones para tratar de disminuir el déficit fiscal.
Esta acción, netamente recesiva, desencadenó una retracción aún mayor en la economía de finales de la década del ‘90 y aceleró un “círculo vicioso” que terminó con el gobierno de la Alianza en menos de dos años.
Hay que recordar que Duclós asumió junto con De la Rua, iba en su boleta y podemos afirmar que es un “sobreviviente político” de aquel modelo neoliberal agotado. Tal vez, solo de esta forma se entiende que aplique el perimido manual del “ajustazo”. Cometiendo los mismos errores que Machinea, López Murphy o Cavallo sería un milagro que la economía municipal no acabara como lo hicieron las carreras de los ministros tristemente célebres.
Por eso, desde estas líneas se pretende poner en evidencia – con perspectiva crítica – la inconveniencia de seguir recetas económicas fracasadas para afrontar los coletazos de la crisis.
Es hora de buscar un cambio de rumbo en las finanzas municipales, evitando así el sufrimiento innecesario a los trabajadores que deberán “pagar” las decisiones anacrónicas del intendente, siendo sus consecuencias aún imperceptibles.
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(*) Licenciado en Ciencia Política de la UBA, autor de diferentes artículos de análisis político, integrante de “Carta Abierta de Azul” y administrador del Blog Político “Jóvenes Cacharienses”.

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