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El conflicto con el campo, a pesar de la aparente pausa, aún no está resuelto. Escudados en la muerte de Alfonsín, el dengue y los conflictos preelectorales los dirigentes de las patronales del campo aprovechan para un circunstancial repliegue que saque del primer plano el fracaso de sus últimas medidas de fuerza y el repudio que poco a poco el pueblo ha ido mostrando hacia ellos. Mientras se dedican a profundizar los contactos con los políticos de oposición, sin importar mucho el contenido programático, traiciones y alianzas, pues el objetivo es único: debilitar al Gobierno.
Desde el punto de vista agropecuario ha quedado demostrado que el objetivo final de esta dirigencia ruralista es sólo retenciones cero y profundizar del modelo de monocultivo sojero y de país agroexportador. Pero en la cantinela con la cual han atosigado a la sociedad argentina siempre agregan “después hay que hablar de la ganadería, el trigo y la leche”. Para ellos es parte del paquete mediático y nada más.
Hablemos de ganadería.
Tomemos como referencia el valor del kilo vivo del ternero en pie.
El valor histórico fue hasta antes del neoliberalismo de los ’90 de 50 centavos de dólar. Con la paridad peso dólar, el famoso uno a uno, el valor del kilo pasó a un dólar o un peso. Esta paridad fue la que hizo que toda nuestra producción no fuera competitiva a nivel internacional.
Al dejar la convertibilidad los valores del ganado fueron acomodándose más rápido que la mayoría de los precios, hasta alcanzar el valor en dólares que tenían antes de la devaluación.
Hoy, con el dólar a $3,60, el precio del kilo del ternero en pie es de alrededor de $4, o sea 1,10 dólares. Aumentó un 10 por ciento. Un ternero de destete de 180 kilos vale entonces $756. Con 2 terneros se paga el sueldo del peón rural que es de $1400. Cabe recordar que el Gobierno le dio al productor ganadero de hasta 600 terneros $11.000 de subsidio por la sequía.
Si bien la ganadería puede tener problemas, como todas las actividades productivas, estos números muestran que no es verdad que la situación sea “catastrófica” como la pintan los empresarios.
Lo que sucede es que en el marco de la sojización, destinaron los campos ganaderos a la soja, corriendo la frontera agrícola y llevando la ganadería a zonas marginales y recurriendo al feed lot o engorde a corral.
Esta actividad consiste en encerrar el ganado en corrales donde se les proporciona el alimento y el agua. Esto destruye la ganadería nacional, por lo menos las importantes ventajas comparativas a nivel internacional.
Veamos por qué. El vacuno que es un animal rumiante deja de consumir pasto y pasa a tener una dieta a base de granos y alimentos balanceados. Esto produce cambios en su sistema digestivo. Pasa a tener una vida de confinamiento en lugar de pastoreo libre. Esto produce cambios en su musculatura. Todas estas modificaciones a su naturaleza deben ser compensadas con antibióticos, medicamentos y hormonas. Las condiciones de hacinamiento en que se los cría además producen enfermedades extras. La bosta y el orín quedan en los corrales. La suciedad y los olores nauseabundos se acumulan y se sienten a kilómetros, afectando la vida de los pueblos vecinos. Contaminan los cauces de agua y las napas subterráneas.
La aparente ventaja de la terneza de la carne así producida no es más que un boomerang, pues también se altera el gusto semejándose a la carne de chancho o de pollo, y porque la ventaja de la carne argentina, criada a campo y de manera natural deja de existir. Por otro lado permite que la carne de ganado inferior, como los cebúes de Brasil, o los terneros de razas lecheras, alcancen esa misma terneza, igualándose en calidad, pero por la mala calidad.
Analicemos la tan mentada rentabilidad. En una hectárea de campo de cría se produce en promedio un ternero: $756. Estos campos se alquilan a un promedio $900 para la soja. Sin trabajar, sin capital de trabajo y sin riesgo propio. Hay que ser muy caradura para alquilar el campo para sembrar soja y al mismo tiempo pegar el grito “el Gobierno destruye la ganadería”.
Por otro lado muchos encierran las vacas en feed lot donde hay que alimentar los animales. La conversión del vacuno es de diez por uno. Esto significa que de cada 10 kilos que come de alimento balanceado engorda uno. A 50 centavos el kilo de maíz son 5 pesos por día para producir un kilo de carne que luego se vende a 4 pesos. Ahora gritan “la ganadería no es rentable”. Claro que así no es rentable. El feed lot, además de ser perjudicial para el país, sólo es rentable cuando los granos están baratos, cosa que no sucede a pesar de la crisis internacional y la caída de de los commodities.
Cada vez se parecen más al tero. Gritan en un lado y en otro esconden los huevos.
Desde el punto de vista agropecuario ha quedado demostrado que el objetivo final de esta dirigencia ruralista es sólo retenciones cero y profundizar del modelo de monocultivo sojero y de país agroexportador. Pero en la cantinela con la cual han atosigado a la sociedad argentina siempre agregan “después hay que hablar de la ganadería, el trigo y la leche”. Para ellos es parte del paquete mediático y nada más.
Hablemos de ganadería.
Tomemos como referencia el valor del kilo vivo del ternero en pie.
El valor histórico fue hasta antes del neoliberalismo de los ’90 de 50 centavos de dólar. Con la paridad peso dólar, el famoso uno a uno, el valor del kilo pasó a un dólar o un peso. Esta paridad fue la que hizo que toda nuestra producción no fuera competitiva a nivel internacional.
Al dejar la convertibilidad los valores del ganado fueron acomodándose más rápido que la mayoría de los precios, hasta alcanzar el valor en dólares que tenían antes de la devaluación.
Hoy, con el dólar a $3,60, el precio del kilo del ternero en pie es de alrededor de $4, o sea 1,10 dólares. Aumentó un 10 por ciento. Un ternero de destete de 180 kilos vale entonces $756. Con 2 terneros se paga el sueldo del peón rural que es de $1400. Cabe recordar que el Gobierno le dio al productor ganadero de hasta 600 terneros $11.000 de subsidio por la sequía.
Si bien la ganadería puede tener problemas, como todas las actividades productivas, estos números muestran que no es verdad que la situación sea “catastrófica” como la pintan los empresarios.
Lo que sucede es que en el marco de la sojización, destinaron los campos ganaderos a la soja, corriendo la frontera agrícola y llevando la ganadería a zonas marginales y recurriendo al feed lot o engorde a corral.
Esta actividad consiste en encerrar el ganado en corrales donde se les proporciona el alimento y el agua. Esto destruye la ganadería nacional, por lo menos las importantes ventajas comparativas a nivel internacional.
Veamos por qué. El vacuno que es un animal rumiante deja de consumir pasto y pasa a tener una dieta a base de granos y alimentos balanceados. Esto produce cambios en su sistema digestivo. Pasa a tener una vida de confinamiento en lugar de pastoreo libre. Esto produce cambios en su musculatura. Todas estas modificaciones a su naturaleza deben ser compensadas con antibióticos, medicamentos y hormonas. Las condiciones de hacinamiento en que se los cría además producen enfermedades extras. La bosta y el orín quedan en los corrales. La suciedad y los olores nauseabundos se acumulan y se sienten a kilómetros, afectando la vida de los pueblos vecinos. Contaminan los cauces de agua y las napas subterráneas.
La aparente ventaja de la terneza de la carne así producida no es más que un boomerang, pues también se altera el gusto semejándose a la carne de chancho o de pollo, y porque la ventaja de la carne argentina, criada a campo y de manera natural deja de existir. Por otro lado permite que la carne de ganado inferior, como los cebúes de Brasil, o los terneros de razas lecheras, alcancen esa misma terneza, igualándose en calidad, pero por la mala calidad.
Analicemos la tan mentada rentabilidad. En una hectárea de campo de cría se produce en promedio un ternero: $756. Estos campos se alquilan a un promedio $900 para la soja. Sin trabajar, sin capital de trabajo y sin riesgo propio. Hay que ser muy caradura para alquilar el campo para sembrar soja y al mismo tiempo pegar el grito “el Gobierno destruye la ganadería”.
Por otro lado muchos encierran las vacas en feed lot donde hay que alimentar los animales. La conversión del vacuno es de diez por uno. Esto significa que de cada 10 kilos que come de alimento balanceado engorda uno. A 50 centavos el kilo de maíz son 5 pesos por día para producir un kilo de carne que luego se vende a 4 pesos. Ahora gritan “la ganadería no es rentable”. Claro que así no es rentable. El feed lot, además de ser perjudicial para el país, sólo es rentable cuando los granos están baratos, cosa que no sucede a pesar de la crisis internacional y la caída de de los commodities.
Cada vez se parecen más al tero. Gritan en un lado y en otro esconden los huevos.
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(*) El autor Licenciado en Física, pequeño productor agropecuario de Azul, integrante de “Carta Abierta de Azul” y escribe columnas especializadas para el diario "Miradas al Sur".
Muy buen artículo, estamos de acuerdo.
ResponderEliminarDisiento con algunas de las opiniones expuestas en el artículo; los efectos en las alteraciones en la dieta de feed lot pueden ser evitados en un 100% con un adecuado manejo de la misma, asi mismo con los efectos de contaminación ambiental. Sugeriría a ustedes que consulten material de contenido técnico para corroborar ésto. Además, en las condiciones que se encuentra el sector cárnico hoy, este sistema de producción ha sido una gran solución para asegurar el abastecimiento interno; por eso el gobierno subvenciona la actividad. De no ser por estos establecimientos, comer carne en la Argentina hoy sería una proeza (más del 40% de la carne faenada en la actualidad proviene de feedlots, si los sistemas tradicionales dominarían el mercado, no se llegaría jamás a cubrir los casi 70 Kg. de carne vacuna por año que consume el argentino promedio). Ciertamente puede discutirse si existen irregularidades en el otoragamiento de dichos subsidios, pero un ataque demasiado abierto a la actividad, así planteado, no puede ser bueno para la economía local.
ResponderEliminarEstoy haciendo un trabajo sobre el feedlot, engorde a corral, y tu postura me parece muy apropiada, coincido con vos en muchas cosas, POR UN PAI MEJOR CARAJO!
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